Adolescentes de 12 a 17 años. Vacunación COVID-19

¿Cuáles son los beneficios y los riesgos de vacunarme?

Con cualquier tratamiento o medida preventiva, como las vacunas, siempre hay que tener en cuenta los beneficios y los riesgos. Si comprobamos que los beneficios superan los riesgos, la administración sanitaria y los profesionales sanitarios que os atienden, recomendaremos el tratamiento o la medida preventiva.

En el caso de las vacunas COVID, con la información que tenemos a día de hoy, los beneficios superan con creces los riesgos.

Beneficios de la Vacunación:

Los adolescentes que se vacunen tendrán muchas menos posibilidades de infectarse y enfermar por COVID-19, y tendrán también menos probabilidades de contagiar a otras personas.

Las vacunas que empleamos en adolescentes, tanto la de Moderna como la de Pfizer, han demostrado ser tremendamente efectivas para prevenir COVID grave en adultos gracias a los cientos de millones de dosis que se han administrado ya en todo el mundo (enlace datos mundiales).

En adolescentes obviamente hay menos experiencia, porque aun no ha dado tiempo a vacunar a tantos de ellos. Aún así ya hay muchos adolescentes vacunados (en Estados Unidos, ya hay más de 9 millones vacunados).

Con los datos que se tienen, son suficientes para saber que estas vacunas de ARN mensajero funcionan muy bien en ellos. La respuesta inmunitaria (defensas) es igual que en los adultos jóvenes, es decir, excelente, y además, previene COVID.

En los ensayos que se han hecho, ninguno de los adolescentes que recibió la vacuna de Pfizer o la de Moderna se infectó de COVID.

El COVID-19 generalmente afecta clínicamente menos a adolescentes que a los adultos, pero en ocasiones puede producir complicaciones, como neumonía, miocarditis (inflamación del corazón), alteraciones neurológicas, etc. La miocarditis puede ocurrir en 1 de cada 1000 adolescentes infectados, siendo más frecuente en varones. Otras dos complicaciones raras del COVID-19, son el síndrome inflamatorio multisistémico y el COVID-19 persistente, y es muy probable que la vacunación los prevenga.

El síndrome inflamatorio multisistémico es un cuadro clínico agudo, grave, que provoca el ingreso hospitalario, con frecuencia en la UCI, para múltiples tratamientos, ya que afecta gravemente a varios órganos, y que puede tener desenlace fatal.

El síndrome de COVID-19 persistente está muy bien descrito en adultos, y se están empezando a detectar los primeros casos en edad pediátrica, sobre todo en adolescentes. Se trata de un cuadro clínico con síntomas persistente después de 3 meses de haber pasado COVID-19. Los síntomas más frecuentes son: cansancio y debilidad general, dolor de cabeza, y algunas alteraciones neurológicas como confusión mental y cambios de humor, que pueden alterar el ritmo escolar y su calidad de vida.

Riesgos de la vacunación:

En los ensayos clínicos que se realizaron con las vacunas de Pfizer y Moderna se observó que las reacciones adversas eran muy similares a las que se detectaron en adultos.

En primer lugar, a la mayoría (>90%) de los vacunados es habitual que aparezca dolor en el brazo en el sitio de la inyección durante 1-2 días.

Otros posibles síntomas en las siguientes 24-48 horas son dolor de cabeza y cansancio (70%), dolores musculares (40%). Puede haber, pero de forma menos frecuente, vómitos, diarrea y fiebre. 

Una reacción adversa muy rara es la miocarditis (inflamación del corazón), que se ha visto más en varones y tras la segunda dosis, entre las 24 horas y los 14 días tras la vacunación. De todas formas, es muy importante recalcar que el riesgo de sufrir una miocarditis por la infección por el virus es 6 veces mayor que el riesgo de que aparezca por la vacunación (enlace). Los posibles síntomas de alerta de la miocarditis son: cansancio, palpitaciones, dolor en el pecho, dificultad para respirar, mareo, síncope. Debe acudir a un centro sanitario para su evaluación en caso de aparecer estos síntomas (enlace).

Adolescentes de 12 a 17 años. Vacunación COVID-19